10 cosas que no se deben decir a una persona con demencia

Cuidar a alguien con cualquier tipo de demencia -ya sea la enfermedad de Alzheimer, la demencia vascular, la demencia con cuerpos de Lewy o cualquiera de sus innumerables variantes- puede ser desalentador. Nos convertimos en testigos impotentes del cambio radical, en la visión del mundo de un ser querido y de las palabras y acciones que puede entender. Estos cambios pueden llevar a situaciones en las que inadvertidamente decimos y hacemos cosas que dificultan la vida de todos los implicados.

Esta lista es sólo un comienzo, pero evitar o reformular estas preguntas y afirmaciones puede mejorar el cuidado de personas mayores, de su ser querido.

cosas que no se deben decir a una persona con demencia

Frases a evitar decir a una persona con demencia

1. «¿Te acuerdas?»

Parece natural preguntar a su padre, que padece la enfermedad de Alzheimer, sobre acontecimientos de su pasado. Sin embargo, hacerlo directamente puede ser un problema. ¿Por qué? Porque puede que no recuerde el suceso, pero la expectativa de que lo recuerde puede incomodarle. Si quiere entablar una conversación con él sobre el pasado, deje el tema abierto.

Puedes decir: «Papá, me gustaría saber qué te gustaba hacer cuando eras niño». Puedes preguntarle qué te gustaba hacer cuando eras niño. Luego puede llevarle a cualquier aventura que se le ocurra.

2. No discuta

Si tu mujer te cuenta que vivió en una casa de la que nunca has oído hablar ni has visto, puedes decir: «¿De verdad? Lo había olvidado». Tener razón no cuenta, y corregir o discutir no te lleva a ninguna parte. Déjate llevar por la corriente. Puede que aprendas algo interesante. Si no, no pasa nada.

3. «¡Me avergüenzas!»

Un recordatorio para todos nosotros: las personas con demencia no se ríen de nosotros, se ríen de nosotros. Si estás en una tienda con tu pareja y se estresa, provocando un comportamiento combativo, cálmalo cogiendo su mano de forma tranquilizadora, utilizando una voz calmada y reprendiéndote a ti mismo por sentirte «culpable». Dile que has olvidado algo y que necesitas su ayuda para llegar a casa. No les digas que su comportamiento es vergonzoso. No es su culpa.

4. «¿Por qué haces esto?»

Si su marido está tirando de sus flecos alrededor del cojín del sofá, no es intencionadamente destructivo. Las personas con la enfermedad de Alzheimer suelen necesitar una respuesta táctil. Además, pueden sentir la necesidad de hacer algo con los dedos. Algunos se rascan la piel y se provocan úlceras. Otros se pasan horas rompiendo trozos de papel o pañuelos.

Puede que tu marido no sepa por qué lo hace, pero puedes ayudarle comprándole una rodillera o una «alfombra de juego». Estos productos, que ya están muy extendidos, proporcionan estimulación táctil y mantienen los dedos ocupados.

5. «¿Qué camisa quieres ponerte?»

Ya es bastante difícil para las personas con demencia navegar por este mundo tan acelerado sin que les hagan preguntas abiertas. Preserve la dignidad ofreciendo una elección, que es una parte importante del cuidado, pero simplifique la elección presentando dos camisas y preguntando cuál le gustaría ponerse.

Puede que mencionen el color de una camisa pero muestren otra, por lo que hay que coger la que se muestra y decir «¿ésta? Entonces dirán que sí o que no, o asentirán con la cabeza. Puedes decir: «¡Buena elección! Vamos a ponérnosla», y luego ayudarles a ponérsela.

6. «¡Es una naranja, no una manzana!»

Está bien, está bien, está bien. Es necesario que entiendas que una persona con demencia puede tener dificultades con las palabras. No empeores la situación de tu madre criticando sus palabras. Si le preguntas si quiere una naranja y te dice que sí, pero coge una manzana, desiste. Si ella consigue lo que quiere, todos deberían estar contentos.

7. «¡Estás en casa!»

No hay un enfoque que siempre funcione, pero lo que sí es consistente es que tu ser querido está buscando una sensación de seguridad y comodidad cuando hace esta pregunta. Si puedes distraerla pidiéndole que se acurruque en el sofá bajo una manta y vea un DVD, puede funcionar. O puedes preguntarle si realmente echa de menos su casa. Si dice que sí, pregúntale qué echa de menos.

Entabla una conversación con ella y la ansiedad que le hace desear «volver a casa» acabará por desaparecer.

8. «¡Acabas de comer!»

Las personas con demencia a menudo no pueden recordar si han comido, por lo que pueden tener ganas de volver a comer. A menudo es útil tener bocadillos a mano. En lugar de regañar a papá por querer volver a comer cuando acaba de hacerlo, puede sugerirle un tentempié que le guste y ofrecerle una pequeña cantidad. Este tentempié puede ser suficiente para saciarle sin tener que discutir el hecho de que acaba de cenar.

9. «¡Tenemos que darnos prisa!»

Tu padre tiene una cita con el médico y llevas un mes esperándole, pero está bloqueado por una enfermedad y está tirando cosas en lugar de vestirse. Es evidente que está estresado y tratar de presionarle no servirá de nada.

En primer lugar, tranquilízalo y apóyalo, aceptando que se trata de una situación estresante. Tómate un tiempo para sentarte con él y consolarlo. Si empiezas a prepararte con antelación, esto puede funcionar. Si no, puede que tengas que cancelar la reunión. A veces hay que rendirse y esperar un día mejor.

10. «¡Déjame a mí!»

Un cónyuge con demencia se confunde fácilmente y el estrés exacerba esta confusión. Tratar de encontrar un gemelo puede ser una gran frustración, pero él puede no querer ayudar. A veces puede distraerlo de la tarea y hacerlo usted mismo más tarde, pero si es posible sea paciente y deje que suceda.

Nota: En cuanto a la vestimenta, una ropa adecuada puede ser útil. Una camisa elegante con imanes en lugar de botones puede ser elegante y fácil de vestir. Con un poco de investigación, puedes encontrar atajos para otras actividades. La cuestión es que tu paciencia vale más que el oro. Deja espacio para la lentitud y los errores. Nada de esto vale una explosión. Tu ira o ansiedad se acelerarán y pueden arruinar un buen día.

Conclusión como tratar a una persona con demencia

Cuando te comuniques con una persona con demencia, generalmente es mejor usar afirmaciones en lugar de preguntas, a menos que estés ofreciendo una opción simple y obvia. Diga «Hace frío, necesitamos una chaqueta» en lugar de «¿Crees que necesitas una chaqueta?

A medida que la enfermedad de su ser querido avanza, le resultará cada vez más difícil procesar las palabras y la toma de decisiones puede resultar imposible. Observe esta progresión y ajuste su discurso a un ritmo más lento. Mantenga sus frases cortas, pero hable con una sonrisa. A veces el lenguaje corporal puede decirlo todo.

  Fuente: https://www.healthcentral.com/

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